La alimentación consciente es la práctica de la atención plena en la alimentación. La relación con la comida es primordial y refleja nuestras actitudes hacia nuestro entorno y hacia nosotros mismos. Como práctica, la alimentación con atención plena puede volvernos conscientes de nuestras propias acciones, pensamientos, sentimientos y motivaciones. También puede revelarnos las raíces de la salud y la felicidad.
Es en la conciencia del momento presente que el cambio puede comenzar.
Repasemos los principios centrales de la atención plena:
- Atención plena es poner atención con intención, sin juicios, en el momento presente.
- Esta forma de atención abarca tanto procesos internos como el entorno.
- Atención plena es estar conscientes de nuestros pensamientos, emociones, percepciones sensorias y sensaciones físicas en el momento presente.
- Con la práctica, la atención plena cultiva la posibilidad de liberarnos de patrones reactivos y habituales de pensamiento, sentimiento y acción.
- Esta atención presente promueve el equilibrio, la elección, la sabiduría y la aceptación de lo que es.
Por lo tanto, comer con atención plena implica:
- Darnos cuenta de que hay elecciones positivas y nutritivas que están disponibles a través de la selección y preparación de los alimentos, y que estas oportunidades se presentan cuando respetamos nuestra sabiduría interna.
- Utilizar todos nuestros sentidos para elegir comer alimentos que son tanto placenteros como nutritivos para el cuerpo.
- Reconocer cómo responde nuestro cuerpo a los alimentos (si son agradables o desagradables, o si son neutros), sin emitir juicios.
- Aprender a estar conscientes del hambre físico y de las señales de saciedad para saber cuándo comenzar y parar de comer.
Breve guía para comenzar a comer con consciencia
- Lo que comemos forma nuestro cuerpo. A su vez, la condición de nuestro cuerpo y especialmente el sistema nervioso afectan nuestra mente, que afecta toda nuestra vida. Así, la famosa frase “somos lo que comemos” tiene su parte de verdad.
- Pero tan importante como lo que comemos es cómo lo comemos. La consigna más importante es practicar la moderación. Básicamente, consiste en evitar tanto el comer de más como el matarnos de hambre.
- Comer de más no sólo nos agrega kilos sino que también multiplica las toxinas en nuestro cuerpo y nos genera una carga emocional pesada. A su vez, si no alimentamos nuestro cuerpo apropiadamente, lo debilitamos y corremos el riesgo de enfermarnos. La mejor práctica es comer sólo cuando tenemos hambre. La cantidad apropiada varía según cada cual, y también según el clima y la estación. Lo ideal es ir probando uno mismo mediante ensayo y error.
Estas sugerencias ayudarán para que el acto de comer no sea mecánico:
– Primero procurar estar tranquilos si estamos agitados, en lugar de comer tensos o nerviosos.
– Focalizar nuestra atención en el acto de comer: es ideal sentarse en un lugar tranquilo para disponernos a saborear nuestro alimento.
– Comer despacio y masticar bien la comida.
– Prestar atención a las maravillosas sensaciones que nos brinda el sentido del gusto en nuestra boca.
– Respirar conscientemente.
– Sentirnos agradecidos por nuestra comida: tomar conciencia de que fue necesaria la naturaleza para generar el alimento (sol, tierra, agua, aire) y dar gracias por todas las personas que intervinieron para hacer posible que nos llegue la comida (productores, cosechadores, transportistas, vendedores, cocineros, etc.)
Para finalizar, compartimos un revelador soneto, del poeta Rainer Maria Rilke donde describe la alegría en la experiencia de saborear algo tan sencillo como una fruta:
Manzana madura, grosella y banana,
mandarina…las frutas todas están hablando
de muerte y vida en la boca … lo siento…
lo veo en los rasgos de algún niño
que las saborea. Esto viene de lejos.
¿Acaso no pierde todo poco a poco su nombre en tu boca?
Donde había palabras ahora fluyen hallazgos
liberados de la pulpa, asombrados.
Dí, si te atreves, a qué llamas “manzana”.
Este dulzor que primero se condensa, espesa,
y luego, delicadamente sublimado en el gusto,
se vuelve claro, alerta y transparente,
ambiguo, soleado, terrenal, nativo…
conocer, sentir, felicidad – ¡inmensa!