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Todas las situaciones que vivimos, nos presentan lecciones que debemos aprender y son las personas involucradas en cada una de ellas las que se convierten en nuestros principales maestros.
De acuerdo con el libro Un Curso de Milagros, cada persona tiene un plan de vida que está perfectamente diseñado para lograr su máxima realización. Todo lo que nos sucede, nos da una oportunidad de aprendizaje, que, si la entendemos de esa manera, nos permite convertirnos en las personas que somos capaces de ser. De esta manera, ninguna relación de nuestra vida es arbitraria, y cada contacto es muy específico: reúne a dos personas que tienen la máxima oportunidad de crecimiento juntas.
Así, el Curso presenta tres niveles de relaciones:

  1. Relaciones de primer nivel: se trata del nivel más simple de enseñanza, y parece ser el más superficial, ya que engloba los encuentros que suceden de manera inesperada y por casualidad. Puede tratarse de una vendedora en un negocio y un comprador, dos personas que se encuentran en un ascensor, o dos estudiantes que regresan caminando juntos “por casualidad”.
  2. Relaciones de segundo nivel: se trata de relaciones más prolongadas, en las cuales, dos personas comparten situaciones de enseñanza-aprendizaje bastante intensa, y luego, cuando ya no tienen más que enseñarse el uno al otro, se separan físicamente.
  3. Relaciones de tercer nivel: se trata de aquellas relaciones que, una vez formadas, son de por vida. Según el Curso: “En estas situaciones de enseñanza-aprendizaje, se le provee a cada persona de un compañero de aprendizaje determinado que le ofrece oportunidades ilimitadas de aprendizaje”.

En ninguno de los tres casos, siempre según el Curso de Milagros, estos encuentros suceden por casualidad. Cada uno de ellos tiene el potencial de convertirse en una oportunidad de enseñanza-aprendizaje. En el primer nivel, tal vez los dos supuestos extraños se sonrían o los estudiantes se terminen haciendo amigos.
En el segundo nivel, si bien la relación física termina, la relación real dura para siempre, ya que las relaciones son de la mente. Es importante no tomar las separaciones de manera negativa. De acuerdo con la autora estadounidense Marianne Williamson: “Con frecuencia, parejas que se han separado o divorciado ven con tristeza el «fracaso» de su relación. Pero si ambas personas han aprendido lo que tenían que aprender, entonces la relación fue un éxito. Ahora ha llegado el momento de la separación física, de modo que se pueda seguir aprendiendo de otras maneras. Esto no sólo significa aprender en otra parte, con otras personas; significa también aprender la lección de puro amor que encierra el hecho de tener que renunciar a una relación.”
No hay muchas relaciones del tercer tipo, ya que implica un equilibrio de aprendizaje y enseñanza perfecto. Es importante tener en cuenta que en este tipo de relación, es posible que haya conflicto al principio, o de por vida. Uno tiende a creer que el conflicto es algo negativo, y más al inicio de una relación, pero, por el contrario, se trata de un campo de oportunidades de crecimiento de ambas partes. “Alguien con quien tenemos lecciones que aprender durante toda la vida es alguien que nos obliga a crecer”, afirma Marianne Williamson.
Debido a que cada relación es un potencial aprendizaje en nuestras vidas, si no aprendimos la lección que debíamos aprender en cada situación, la misma volverá a repetirse con otra cara o en otro momento, hasta que podamos pensar y actuar distinto, y pasar así a nuestro próximo nivel de desarrollo.

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