por Virginia Francisco
Así como un carpintero trabaja con la materia prima de la madera, un practicante de meditación trabaja con la materia prima de su atención. Este trabajo es fundamental, ya que así como nuestra capacidad de ver está condicionada por la calidad de nuestra visión – alguien daltónico no podrá ver correctamente los colores – nuestra capacidad de conectarnos con la realidad presente está condicionada por la calidad de nuestra atención.
Es muy sorprendente qué poca atención prestamos a la atención, a pesar de tratarse de la cualidad de presencia que torna cada uno de nuestros momentos más gozosos, claros y efectivos. Solemos pasarnos todo el tiempo prestando atención a los objetos que desfilan por nuestro campo de atención, pero rara vez se nos ocurre explorar aquello que permite que experimentemos todos esos objetos en nuestra conciencia.
Con el creciente bombardeo de estímulos externos e internos, nuestra atención suele ser “secuestrada” por los objetos más estridentes y llamativos. A tal punto, que ha surgido un concepto denominado la “economía de la atención”, donde distintos intereses pugnan por captar más tiempo de nuestra atención – considerado como un bien escaso – con el fin de inclinarnos hacia un comportamiento o una opinión.
Cuando prestamos plena atención a lo que estamos haciendo, esta actividad se convierte en una forma de meditación. Para lograrlo, es preciso desarrollar y entrenar gradualmente la capacidad de enfocarnos y de dirigir nuestra atención. Para ver bien, precisamos luz. Para vivir con plenitud y lucidez, precisamos atención.
Así como hay distintas intensidades y focos de luz, hay distintos usos de la atención, desde la atención más concentrada a la más receptiva y difusa.
Cuando comenzamos a practicar la meditación, nuestra atención se dirige fundamentalmente a observar el movimiento de la mente. Esto se debe a que gran parte del malestar o insatisfacción que sentimos proviene de la agitación de la mente, al punto que aún estando en un lugar idealmente calmo y bello, la mente puede seguir perturbándonos con su ruido constante.
Para poder entrenarla, en primer lugar es necesario que conozcamos cómo funciona nuestra atención. No todos tenemos la misma capacidad y forma de atender.
Ejercicios para observar tu atención
Cuando tengas un tiempo entre tus ocupaciones, podés hacer este iluminador ejercicio de observación de la atención, para ver en qué medida estás consciente de tu experiencia.
- Tomá conciencia de estar consciente y observá si hay momentos en que no sos consciente de nada. ¿De qué sos consciente en este momento?
- Al observar tu atención, ¿notás que sos más consciente de sensaciones internas de tu cuerpo o más bien de sensaciones externas de tu entorno? ¿Tu atención tiene a estar más en tus pensamientos y fantasías, o en tus sensaciones físicas o tal vez en los estímulos que llegan a través de tus sentidos, como imágenes o sonidos?
- ¿Qué pasa con tu capacidad de prestar atención a lo que surge momento a momento cuando estás preocupado o angustiado por algo? ¿Sigue igual? ¿Disminuye?
- Por lo general, ¿tu atención tiende a concentrarse en algún objeto o sensación en particular o es más expandida e inclusiva?
- Explorá cómo fluye y pasa tu atención de un objeto a otro, seguila a donde vaya, sin tratar de cambiarla.
- ¿Pasa rápidamente de un objeto a otro? ¿O tiende a moverse más lentamente, tomando contacto con cada objeto antes de pasar al siguiente?
- ¿Qué pasa si tratás de acelerar o disminuir el fluir de tu atención? ¿Lo lográs?
- Es posible que al hacer esta observación, notes que tu atención tiende a ir con mayor facilidad hacia cierto tipo de objetos y experiencias. También podés darte cuenta de que tu atención tiende a evitar ciertos eventos. ¿Podés detectar qué objetos prefiere o rechaza tu atención?
- Practicá dirigir tu atención de un foco a otro. Cuando prestás atención a los sonidos tal vez notes que te olvidás de las manos o de una molestia en tu espalda.
- Tratá de sostener tu atención todo lo que puedas sobre un mismo objeto. ¿Cuánto tiempo lográs permanecer enfocado antes de distraerte?
Todos estos hallazgos te serán de enorme utilidad en tu camino de desarrollo y transformación personal. Cuanto más conscientes somos de nuestros pensamientos, sensaciones y reacciones, los podemos manejar mejor. Sin un buen uso de la atención que nos muestre dónde están las verdaderas limitaciones que tenemos y las reales causas de nuestros problemas, nos será muy difícil superarlos. Por ello, una atención bien entrenada y disponible para nuestras contemplaciones, será una inmejorable aliada en nuestro camino.