Una reflexión de Jeff Foster
Lo que más queremos es ser amados tal cual somos. Pero, paradójicamente, lo que más nos cuesta es mostrarnos exactamente como somos. En esta reflexión poética, Jeff Foster explica que el amor que merecemos es solo aquel que abraza todo lo que somos y sana nuestros miedos más profundos.
“Más que nada, anhelamos ser vistos.
Sentirnos contenidos por una presencia segura, que no nos juzgue y nos acepte completamente.
Anhelamos ser vistos a través de ojos amorosos.
Pero ‘ser vistos’ es a lo que más le tememos.
Más que a la muerte, tememos la penetrante mirada de la intimidad.
Sin embargo, la anhelamos igual.
¡Se necesita tanto coraje para mostrarse!
Para quitarse la máscara, cuando te ves y te sentís de la peor manera,
quitarte la máscara (la que de todas formas te estaba sofocando) y decir: «Miren. Miren, mundo,
aquí estoy»
Para dejar que te vean
antes de que estés listo.
Cuando te sentís peor que nunca, el más sucio, el más miserable e indigno de amor,
cuando te sentís poco evolucionado, el más aburrido, el más confundido, solo, quebrado y triste
y enojado y herido, como para dejar que te vean así.
Allí, en ese lugar que te duele y te avergüenza.
Dejá que entre la luz.
Salí de tu escondite e invitá a alguien a entrar a tu mundo ‘privado’.
Dejá que sea testigo de tu ser real y auténtico.
Antes de usar esa defensa patética, llamada ‘personalidad’,
decí: «Mirá. Mirá, amigo. Aquí estoy»
¡Arriesgate a ser amado!
El riesgo de ser rechazado, sí.
El riesgo de sentirte avergonzado de nuevo, de que se rían de nuevo, de ser ridiculizado de nuevo, tal vez.
El riesgo de ser visto como un fracaso. Como enfermo, quebrado, feo o débil.
¿Pero el riesgo de ser amado?
Sí. Arriesgate hoy porque la vida es corta, y es agotador tratar de reprimir tu ser auténtico.
Permití que te vean en bruto. Tu parte vulnerable. Tu ser sin protección, sin
respuestas, sin experiencia. Tu ser imperfecto.
Porque la vergüenza más profunda solo se sana en la luz del amor.
Y tus defectos siempre anhelaron ser tocados con una conciencia tan tierna que daría lugar
a universos enteros para encontrarse a sí misma.
Y ahora podés caer en los brazos de un amigo amoroso.
Que te sostendrá.
Desnudo. Desprotegido. Imperfecto.
Digno de amor.
Tal como sos.
Este es el tipo de amor que merecés.
Verdadero amor humano que también es el amor de Dios.
El tipo de amor que te baña con dulzura cuando te sentís más avergonzado,
más asustado, más perdido.
Cuando te sentís el más pequeño.
Un gran amor que te sostiene.
Nunca te conformes con menos.”
– Jeff Foster