por Dawna Markova
No moriré una vida no vivida
No viviré con miedo
de caerme o prenderme fuego.
Elijo habitar mis días
dejando que el vivir me abra,
que me haga tener menos miedo,
y ser más accesible,
para ablandar mi corazón
hasta convertirlo en ala,
en antorcha, en promesa.
Elijo arriesgar mi significancia;
y vivir para que aquello que me llegó como semilla
llegue al próximo como flor
y para que aquello que me llegó como flor,
siga su curso como fruto.