Cómo sentir tus sentimientos

Cuando somos testigos de un sentimiento y nombramos lo que surge, nos libramos del dominio que tienen sobre nosotros.

Entrevista a Tara Brach

Tara Brach es médica, psicóloga, maestra de meditación y autora de los libros Aceptación Radical  y Refugio Verdadero. Fundó el Insight Meditation Community en Washington DC y además enseña en centros de meditación tanto en Estados Unidos como en Europa.

¿Cuál es el primer paso para comenzar a sentir nuestros sentimientos?

Para empezar a sentir nuestros sentimientos, especialmente si son sentimientos intensos o difíciles, necesitamos crear un entorno amable y auspicioso. Podemos pensar que nuestros sentimientos son como criaturas que se esconden en el bosque, y que la única forma en que vamos a lograr que se acerquen es si se sienten seguros. Son parte de nuestra psiquis pero, cuando no se siente seguros, se esconden en las sombras. Para que se sientan seguros y puedan salir plenamente a la conciencia, los sentimientos necesitan que les demos una recepción cariñosa y cálida.

¿Qué pasa después de haberles dado la bienvenida a esos sentimientos a nuestra conciencia?

Los sentimientos van y vienen, y no hace falta zambullirse profundamente cada vez que surge un sentimiento. Pero sí tenemos que trabajar especialmente con aquellos sentimientos de los que solemos huir si queremos despertar y abrir plenamente el corazón. Cuando surge un sentimiento –supongamos que sea el miedo- podemos simplemente reconocerlo y decir “Acá percibo miedo”.
Cuando somos testigos de un sentimiento y nombramos lo que surge, nos libramos del dominio que tienen sobre nosotros. En UCLA se han hechos estudios que muestran que cuando nombramos una emoción, se activa la corteza frontal y esto alivia y reconforta a la amígdala, y como resultado el sistema límbico se vuelve menos reactivo.
Después de haber nombrado la emoción, el paso siguiente es dejar que esté ahí, tener la intención consciente de darle un lugar a lo que sea que salió del bosque. Hay dos preguntas que me resultan muy útiles a la hora de llevar la atención plena para estar presentes cuando surgen emociones difíciles. La primera es: ¿Qué está pasando dentro de mí en este preciso momento?  Traten de contactar lo que sienten en el cuerpo. Investiguen donde vive ese sentimiento y cómo se expresa. Sientan la garganta, el pecho, y la panza; sientan donde se alojan verdaderamente esos sentimientos en el cuerpo.
Y segundo, pregúntense: ¿Puedo estar con este sentimiento? ¿Lo puedo dejar ser?
Este es un elemento crucial en toda sanación emocional, poder acompañar lo que estamos sintiendo y poder percibir lo que necesitan nuestros espacios más vulnerables. De alguna manera, necesitamos ofrecer el mensaje que hace falta, ya sea una respuesta de dulzura, de calidez o de cuidado.  Pueden decirle a la emoción: “Me pertenecés”. Aunque el sentimiento sea el miedo o la vergüenza, yo digo “Me pertenecés. Como una ola dentro de mi océano.” En cuanto damos el mensaje “esto también me pertenece”,  lo que estamos señalando es que no hay resistencia y eso da lugar a que el sentimiento se desate, se libere y puede ser integrado a un todo mayor.

¿Qué pasa con los sentimientos recurrentes  que surgen de los pensamientos repetitivos?

Una emoción se sostiene por la retroalimentación que existe entre un pensamiento y una sensación percibida en el cuerpo. Para que se pueda expresar y disolver, tenemos que ver tanto el pensamiento como el sentimiento con conciencia y atención focalizada.  Si surge el miedo y en vez de reconocerlo como tal nos decimos que vamos a fracasar al hacer esa presentación que tenemos que hacer la semana que viene, estamos en contacto solamente con una parte de la emoción. Si notamos que tenemos pensamientos ansiosos pero no los sentimos en el cuerpo, estamos solo en parte conscientes de la emoción. Todo lo que no está bajo la luz de nuestra conciencia nos termina cegando. Si logramos incluir los patrones de pensamiento y las sensaciones corporales en nuestra presencia abierta y cariñosa, la identificación que nos pega a las emociones empieza a disolverse. Los sentimientos pueden ir y venir libremente. Son una ola que no nos define.
Fuente de la entrevista: Omega Institute

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