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La aceptación es la base de la transformación que querés ver en el otro

Cuando nos sentimos aceptados, cuidados y protegidos, nos animamos a un cambio verdadero.

Todo lo que resistes, persiste
Todo lo que resistes, persiste” es una famosa frase de Carlos Jung. Esta idea encierra una gran sabiduría, ya que, a diferencia de lo que creemos, la base de cualquier transformación en una relación, consiste en la aceptación radical del otro. No quiere decir que hay que resignarse, sino que tenemos que crear un espacio fértil para que surjan nuevas posibilidades.
Es muy común que cuando queremos modificar algo de alguien, nos esforzamos imperiosamente por hacer cosas para que la persona cambie: hablamos, nos enojamos, nos volvemos indiferentes y miles de otras estrategias que nos propone la mente.
Pero lo que nunca hacemos es aceptar. Aceptar al otro  tal cual es.
Para nuestra mente, esta opción parece una locura: sería la última estrategia que nos propondría. Pero lo irónico es que es la única manera de activar el cambio. Según la autora Marianne Williamson, nuestra mente es nuestra principal herramienta que, desafortunadamente, es usada en nuestra contra. ¿Por qué? Porque mal utilizada, nos presenta una serie de expectativas y juicios acerca de los demás, imposibilitándonos a que los veamos tal como son.
Definimos al otro en base al pasado y las expectativas del futuro: lo llenamos de etiquetas. Esto provoca que vayamos a cada encuentro cargados de opiniones, y limitemos así las nuevas posibilidades que pueden darse en el futuro.
Por pensar tanto en el pasado y traerlo al momento presente, lo seguimos replicando en el futuro. Es necesario hacer un corte a ese flujo de pensamientos. Es importante destacar que cuando emitimos juicios respecto de una persona, confundimos la forma de pensar y el comportamiento aprendido de esa persona, con quien verdaderamente es. Aceptar es reconocer que su conducta forma parte de un condicionamiento adquirido. Seguramente, si estuviéramos en su mente con sus mismas creencias, y hubiéramos vivido lo que vivió cuando creció, actuaríamos igual.
La aceptación es la base de las relaciones verdaderas y de la transformación.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de generar un terreno fértil para la transformación? Vaciarnos de todos los juicios y expectativas, dando así lugar a que el otro sea tal cual es. En palabras de Eckhart Tolle: “Cuando recibes como a un noble invitado cualquiera que venga al espacio del ahora, cuando permites que cada persona sea como es, él o ella empieza a cambiar”. Es la aceptación, el entendimiento del otro y el amor que esto genera, lo que permite que la otra persona se sienta contenida y motivada a cambiar.
A continuación, puede que haya mucho más por hacer. O tal vez te sorprendas de que en realidad no hay tanto más y sólo se trataba de encontrar una nueva manera de relacionarte con el otro. Sea como fuera, el estado interior a partir del cual surge la acción, será completamente distinto al que hubieras tenido si la actitud hubiera sido resistir lo que es. Los resultados también serán distintos.
Vivir la aceptación activa es el primer paso de cualquier transformación que quieras ver en tu vida.

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